Es uno de los hayedos más grandes y mejor conservados de Europa. Un bosque extenso, aunque desarrollado y utilizado desde el siglo XV, se ha conservado en sus mejores condiciones gracias al respeto de los habitantes de estos valles.

Hayas, robles, abetos, abedules, sauces, helechos y musgos son el hogar de ciervos, corzos, jabalíes y muchos otros habitantes, y aportan una gran riqueza ambiental a este entorno.

El bosque de Irati es un área protegida especial para las aves, presenta pájaros carpinteros —el bosque de Irati es uno de sus últimos reductos—, silbidos negros y picos blancos. También hay grandes aves rapaces, como quebrantahuesos, halcones peregrinos o águilas reales.

Esta magnífica protección y biodiversidad también se atribuye a las tres áreas protegidas del Bosque de Irati: el Parque Natural de Mendilatz y Tristuibartea y el área de protección general de Lizardoia, que contribuyen a la buena salud del bosque.