Con el desfiladero de Rumbier al fondo, los restos arqueológicos de una villa romana atestiguan que hace miles de años existió una gran villa romana de campo, Ledna (siglos II-IV).
Cuenta con más de 50 habitaciones, entre ellas la Sala Trujal, Sala de Presión, Baños, Casa Solariega y Casa del Siervo. Y todo gira en torno a un patio central. Hoy en día, los restos de este poder (mosaicos y diversos hallazgos) se conservan en el Museo de Navarra.
Hace 2.000 años, los romanos remontaron el río Ebro, encontraron un clima y un suelo similares a los de su tierra natal y decidieron asentarse allí.
Los restos encontrados muestran que la villa romana de Ledna del Bajo Imperio estuvo habitada durante los siglos II y IV d.C. Las huellas del fuego sugieren que la ciudad pudo haber sido destruida en algún acto de violencia en el siglo II y reconstruida más tarde.
Precisamente en el siglo IV alcanzó su apogeo con un eje de edificación de 76 x 168 metros y una superficie de aproximadamente 1 hectárea.
Las villas romanas de Ledner consistían en un pórtico, o patio central, alrededor del cual se organizaban las habitaciones y los accesorios. Como elementos típicos de un pueblo agrícola, tiene un estanque, un lagar, una bodega y aguas termales.
Este es un ejemplo real de autosuficiencia: cultivan cereales, vides, olivos, elaboran su propio pan, vino y aceite, tienen su propio ganado…
La sala estaba cubierta de mosaicos geométricos, como lo demuestra la gran colección de artefactos que hoy se conserva en el Museo de Navarra en Pamplona.
Hoy, el pozo, los muros y las losas continuas de piedra invitan a retroceder en el tiempo e imaginar cómo vivían los romanos en Ledna hace miles de años.
Fuente e imagen: https://turismo.navarra.com/item/villa-romana-de-liedena/